Editorial

YA ESTAMOS EN DICIEMBRE

Una calle de Londres

 

Ya estamos en diciembre, la última hoja del calendario, qué cuando arrancamos hace que pensemos en lo realizado en los últimos meses y nos ayuda a soñar y planear lo que haremos en los próximos.

Es el mes en el que termina el otoño, con su abanico de colores ocres, rojos y amarillos y en el que empieza el invierno, donde la naturaleza descansa y toma fuerzas para renacer en primavera.

Un mes bullicioso, lleno de color y sonido; con canciones pegadizas y villancicos en calles y tiendas; donde se compran objetos de broma, matasuegras y sombreritos para ser un poco niños y algo más gamberros.

Con adornos luminosos en las calles; con árboles y abetos adornados con luces, espumillón de colores y bolas de cristal; con belenes en los que no falta el portal con María, José y el Niño acompañados del buey y la mula, los angelitos, los pastores y sus ovejas, las lavanderas y sus canastos, los mercaderes en sus tiendas, el pueblo y el castillo de Herodes con los soldados, alguna fuente, quizás un molino, algún río, mucho musgo y el estanque con patos y peces.

Lleno de reuniones, comidas y celebraciones en las que te encuentras con personas que aprecias y quieres y con otras a las que ni conoces e incluso te molestan. En estas reuniones entre chistes, bromas, anécdotas y quizás alguna copita de más, se estrecharán lazos, nacerán amistades, te divertirás, puede que hasta te aburras un poco y recordarás a los que ya no están.

Un mes en el que la ilusión nos acompaña pensando que este año acertaremos con los regalos que hemos comprado y que acertarán con los nuestros y no tendremos que cambiarlos. Muchas veces odiado por las personas que se sienten obligadas a estar contentas, a comprar y consumir cuando lo marcan el calendario y los motivos comerciales.

En fin, un mes con dos caras, una alegre y bondadosa y otra triste y melancólica; y a la vez un punto de inflexión que nos ayuda a seguir viviendo, a tomar impulso para realizar proyectos, a recordar lo vivido, a intentar solucionar conflictos, a acercarnos a los demás. Su ambiente nos llena de alegría porque nos acerca a nuestra infancia, y nos permite olvidar, por un momento, problemas y conflictos, para hacernos un poco mejores, menos orgullosos y egoístas, compartiendo tiempo, presentes y comida con familia, amigos, compañeros y vecinos. Yo lo llamo el “espíritu de la Navidad”.

La UPCM (Universidad Popular Carmen de Michelena de Tres Cantos) también siente este espíritu navideño y se engalana con las actividades realizadas, sus aciertos y sus errores, como adornos llenos de color. Echa en falta a los que ya no están. Y celebra con todas las personas que la acompañan, que este año sigua trabajando, creciendo y mejorando, con una nueva Junta, que llega con mucha ilusión y proyectos, se siente apoyada y espera ser comprendida y ayudada.

Desde la UPCM, deseamos que el “espíritu de la Navidad” nos llegue a todos y nos permita vivir cada instante para saborearlo y extraer de él una enseñanza que nos haga ser más felices, porque “ser feliz” es vivir el momento con conciencia, y que nos convierta en mejores personas para ayudarnos a compartir, colaborar, aprender, enseñar y disfrutar de todo lo que tenemos a nuestro alrededor.    ¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!