Rincón cultural

Pueblos de la ruta paisajística del suroeste madrileño

PUEBLOS DE LA RUTA PAISAJISTA DEL SUROESTE MADRILEÑO

Boadilla del Monte

Historia: Los orígenes de Boadilla como población se remontan a un pasado árabe, pues hay yacimientos encontrados que así lo corroboran. El nombre de Boadilla también es posible que sea de origen árabe, pero ésto no ha podido ser demostrado. De hecho se cree que el nombre de Boadilla pudiera proceder del apellido de uno de los condes de Chinchón (Doña Beatriz de Boadilla), que poseían las tierras que actualmente ocupa la población.

Así mismo se han encontrado yacimientos de un posible asentamiento medieval, pero no hay constancia escrita de ningún hecho relevante en la zona durante esa época.

El Señorío de Boadilla del Monte perteneció, entre otros, a los Condes de Toreno y a los Marqueses de Mirabal. Doña Josefa de Mirabal, III Marquesa de Mirabal, consiguió permiso del Consejo de Castilla para enajenar el Señorío y venderlo al Infante Don Luis, que encargó al arquitecto Ventura Rodríguez remodelar el Palacio de las Dos Torres.

El Palacio del Infante don Luis de Borbón

El Palacio fue construido por orden del infante Luis Antonio de Borbón y Farnesio, el menor de los hijos del rey Felipe V, quien se hizo con el señorío de Boadilla en 1761, tras perder la marquesa de Mirabal dicho señorío. El Palacio se constuye sobre el antiguo palacio de las Dos Torres, propiedad de la anterior  marquesa, bajo un diseño de Ventura Rodríguez. El Infante ocupo el Palacio de 1765 hasta 1776. En la Guerra Civil, sufrió  grandes destrozos. En 1974 se declara Monumento Nacional y en 1998 el Ayuntamiento de Boadilla lo adquiere.

El Palacio tiene una planta rectangular y se divide en tres cuerpos, cada uno en una altura distinta, a los que hay que sumar otros dos cuerpos de una sola altura, que cierran los lados. Se construyo en ladrillo rojo, piedra y granito, y las cubiertas en teja árabe.

El Palacio se remata por dos pequeños torreones, como guiño al antiguo  Palacio de las Dos Torres, y cumplen la función de cuerpos de luz. La fachada central se enmarca entre columnas toscanas, sobre ellas un balcón con columnas jónicas, un frontón semicircular y encima una lápida conmemorativa. Las demás, también son rematadas por frontones triangulares.

Si el exterior es más bien austero, el interior destaca por su ostentosidad: Motivos corintios, mármol, bronce, estuco, guirnaldas.. Una de las zonas más suntuosas es la Capilla, donde se ubican los Panteones de María Teresa de Borbón y Vallabriga, condesa de Chinchón y la Duquesa de San Fernando, entre otros. Mención aparte merece la colección de arte, entre las que figuran obras de Rembrandt, Murillo, Velázquez, Durero y Goya.

El Jardín se diseña bajo influencia italiana, se encuentra en la fachada meridional al pie del Palacio, y se divide en dos zonas, la alta y la baja, ambas separadas por una galería. Lleno de ornamentación, fuentes y estanques. Durante el reinado de Fernando VII, el conjunto escultórico se traslada al Campo del Moro de Madrid, donde se encuentran en la actualidad.

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Geografía: Geográficamente, se ubica en un terreno cruzado por arroyos, además del río Guadarrama. Se hallan grandes extensiones de encinas, pinos, leñas altas y bajas y pastizales. Es una topografía movida pero de pendientes suaves con orientación general al S.O.

Suelos: Prácticamente la totalidad del término municipal pertenece al mioceno inferior, clasificándose su suelo dentro del samartiense, con composición de calizas, margas y yeso.

Hidrografía: Ríos: Guadarrama, Aulencia.  Arroyos: Calabozo, Las Pueblas, Valenoso, Prado Grande, Los Pastores, Los Mojuelos.

Flora: Encinas, pinos, robles, fresnos, leñas altas y bajas y pastizales.

Navalcarnero

Historia

La Fundación: La ciudad de Segovia, desde 1480, en que los Reyes Católicos le enajenaron todo el Sexmo de Valdemoro (Chinchón, Valdelaguna, Villaconejos, Bayona, Ciempozuelos, San Martín de la Vega, Seseña,...) y parte del Sexmo de Casarrubios (Odón, Sacedón, Brunete, Quijorna, Cienvallejos, Tiracentenos, Zarzuela, La Cabeza, la Veguilla, Serranillos, Moraleja Mayor, Moraleja de Enmedio...), para hacer merced de todo ello a los marqueses de Moya, venía realizando todo tipo de acciones ante la Corona para recuperar todo lo que se le había sustraído. Pasaban los años y nada conseguía. Entre tanto, los baldíos de la ciudad, que se extendían desde Brunete hasta Casarrubios, iban siendo ocupados por los vasallos de los marqueses de Moya y por los del comendador don Gonzalo Chacón, señor de Casarrubios, Arroyomolinos, El Álamo, Villamanta y Valmojado. Por ello, a finales de 1499, a fin de poner remedio a tales ocupaciones y para mantener la jurisdicción en la zona, decidió fundar una nueva población, a la que iba a denominar Navalcarnero, exactamente en medio de los terrenos y las poblaciones en conflicto.

Los seis vecinos de Perales, que labraban por estos contornos, iban a ser la semilla con la que la ciudad de Segovia acometería la empresa de fundar el nuevo pueblo. Durante el verano de 1499 Segovia irá preparando la fundación para darle forma de legalidad e implicar en ello a la Corona. Calladamente, el 19 de septiembre de 1499, consiguió hábilmente una provisión real de la Corona en la que se ordenaba a la ciudad fuese a Navalcarnero para poner alcaldes y alguacil, es decir para constituir el primer Ayuntamiento.

El miércoles 10 de octubre de 1499 el representante del concejo segoviano, Hernán Pérez, se trasladó hasta Navalcarnero, reunió cinco vecinos de Perales, pues uno estaba ausente, y en un acto sencillo se procedió a la elección del primer Ayuntamiento que tuvo Navalcarnero. Con este sencillo acto, la ciudad, acababa de fundar un nuevo pueblo: Navalcarnero. Los seis vecinos de Perales, que, ni tan siquiera tenían casa aquí, pasaban a ser vecinos de la nueva población.

Fue éste el primer concejo de Navalcarnero, formado por dos alcaldes, cada uno con sus funciones, tal como era costumbre en la época, y por un alguacil. Los alcaldes iban a "entender" en asuntos que no sobrepasasen los sesenta maravedís. Todo lo que superara dicha cantidad tendrían que remitirlo a Segovia, para que allí se resolviese en justicia.

Guerra de las Comunidades: A poco de fundado Navalcarnero, sobre 1521, se vive en Castilla una importante contienda en defensa de los fueros comunales, la guerra de las Comunidades. A la llamada de Segovia acude Navalcarnero encabezado por Alonso de Arreo, regidor y procurador del Concejo del Municipio.

Privilegio de villazgo: Navalcarnero estuvo bajo la jurisdicción de Segovia desde 1499 hasta 1627, es decir, 128 años. Durante ese largo período los embates de los señoríos cercanos para acabar con la nueva población segoviana fueron continuos. Cuatro veces fue quemada y varias más intentaron arrasarla a mano armada. La ciudad asumió la defensa de Navalcarnero desde el primer momento, respondiendo a cada uno de los ataques con contundencia. Contra los marqueses de Moya y sus sucesores, que pretendían quedarse con la propiedad de la dehesa Marimartín, sostuvo la ciudad un pleito en defensa del término de Navalcarnero que duró desde la fundación hasta el año 1592, es decir, noventa y tres años. Contra el comendador don Gonzalo Chacón y sus sucesores, que intentaban quedarse con el resto del término de Navalcarnero, incluida la misma población, sostuvo la ciudad otro pleito en defensa de nuestra villa que duró desde la fundación hasta el año 1617, es decir, ciento diez y ocho años. Ambos pleitos fueron costeados por la Ciudad y Tierra de Segovia para que la población permaneciese dentro de la Comunidad, es decir, bajo la jurisdicción segoviana.

Estas dificultades templaron el ánimo de los pobladores desde el primer momento y forjaron hombres duros, dispuestos a sobrevivir en la adversidad, con vocación de permanencia y con iniciativa para mejorar sus condiciones de vida. Acabados los pleitos principales, en 1592, con los sucesores de los marqueses de Moya y, en 1617, con los sucesores de Gonzalo Chacón, diez años después, en 1627, el vecindario se emancipó de Segovia comprando su propia jurisdicción a la Corona, haciéndose Villa independiente. El disgusto que esta emancipación proporcionó a Segovia fue grande y luchó denodadamente para que no se produjera. Mas Navalcarnero nunca renegó de sus raíces y buena prueba de ello es que adoptó el escudo de las armas de Segovia para mantenerlo en su propio escudo de armas.

Bodas Reales. Privilegio de intitularse "Villa Real"

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Navalcarnero acogió el enlace del rey Felipe IV con doña Mariana de Austria. Fueron retratados juntos en un detalle de Las Meninas de Velázquez

El 7 de octubre de 1649, Navalcarnero fue testigo del acontecimiento más importante de toda su historia: las velaciones del rey Felipe IV con su sobrina la archiduquesa Doña Mariana de Austria.

El agradecimiento de Felipe IV a Navalcarnero por haber tenido lugar en el mismo su Real Casamiento... y para que haya memoria dello fue la concesión del privilegio, fechado en Madrid, el día 4 de junio de 1651, por el que otorgaba a la villa la merced de que pudiera intitularse "La Villa de Villa Real de Navalcarnero". El título de "Villa" ya le había sido otorgado a Navalcarnero en el año 1627, al emanciparse de Segovia.

Guerra de Sucesión y Guerra de Independencia: En la Guerra de Sucesión, Navalcarnero tomó parte aprovisionando a las tropas de Felipe V de Borbón por orden del Consejo de Castilla.

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Aldea del Fresno:

Historia: Se dice que el pueblo comenzó cuando un pastor de ganadería trashumante hizo su parada en el pueblo, esto es una teoría absurda, por lo que los pastores fueron sus primeros pobladores al igual que muchas otras villas de la Comunidad de Madrid. El pueblo es de origen ibero-romano, y fue ocupado por las legiones de Augusto en tiempos de Cristo, aunque durante la Edad Media fue totalmente destruido y luego pasó a formar parte de los reinos cristianos, y del sexmo de Casarrubios.

En 1627 pasó a posesión de doña Catalina de Mendoza, más tarde nombrada Marquesa de la Fresneda, Vizcondesa y Señora del Fresno. En 1833 la Aldea fue incluida en la provincia de Madrid. En 1891 se instaló vía férrea que pasaba por el municipio, pero ya en 1970 dejó de funcionar; en la actualidad se está intentando adaptar como vía verde.

Vegetación: En todo el municipio hay muchas encinas, típicas de la Presierra de Guadarrama, enebros, quejigos y matorrales como la jara, la retama, el cantueso, la aulaga, el tomillo, alisos, fresnos, sauces y álamos, chopo.

Geografía: Las tierras de Aldea del Fresno se encuentran recorridas de norte a sur por el río Alberche, que entra dejando atrás el embalse de Picadas para seguir la dirección sureste. Dicho río sufre un brusco cambio de sentido hacia el suroeste en las proximidades del casco urbano donde recibe al río Perales, perdiéndose por el sur en el límite con Villa del Prado y Santa Cruz del Retamar.

La orografía presenta lomas de escasa altitud tapizadas de frondosa vegetación por el norte, con monte bajo y encinares que se extienden por el resto del término. Este municipio es el más bajo de la Comunidad de Madrid con los 476 metros de altitud que tiene su ayuntamiento.

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Villa del Prado

Historia:Los cronistas hablan de los inicios de Villa del Prado en torno al castillo del Alhamín, de origen árabe. Oliver Asín cita este castillo y lo considera con carácter de «ribat» (fortaleza), a semejanza de la de Mâzrit (Madrid), y de él dice: «...AI-fahmin... sobre el Alberche, cerca de Maqueda...». Es decir, que formaba parte de la red de fortalezas que defendían la zona de tierra de nadie entre el territorio cristiano y el islámico. En torno a la fortaleza del Alhamín se asentaría una pequeña población, que fue el núcleo primitivo de Villa del Prado.

En 1078 la zona fue conquistada por Alfonso VI, a la vez que Talavera, Toledo y Madrid, convirtiéndose en tierra de repoblación que pronto fue cedida al Arzobispado de Toledo. La feracidad de los terrenos y la existencia de pastos (prados) para alimentar al ganado atraen a gentes del norte de la península, que se establecen al amparo de la fortaleza. Con los años, la riqueza agrícola de las tierras planteó problemas de delimitación de lindes entre las poblaciones limítrofes, e incluso de jurisdicción entre el Arzobispado de Toledo y el poder real en tiempos de Pedro I. Esas mismas circunstancias aceleraron el crecimiento demográfico y el desarrollo urbano, que se configuró en el sentido de norte a sur, teniendo como punto de encuentro la plaza mayor.

La persistencia de los problemas jurisdiccionales hizo que, en 1436, Don Álvaro de Luna comprase al Arzobispado de Toledo la jurisdicción del Alhamín, que comprendía los lugares de Alhamín, Méntrida y el Prado, nombre primitivo de Villa del Prado, de los cuales el último era el más importante desde el punto de vista de la población asentada. Un vestigio de la presencia de Don Álvaro en la villa son los restos de la antigua portada de su palacio en la plaza del Palacio .

El señorío de los Luna pasó a la familia de los Mendoza al ser heredado por la hija del Condestable, casada con Iñigo López de Mendoza. El hijo de ambos, Don Diego Hurtado de Mendoza, II Duque del Infantado, dio al Prado el privilegio de villazgo, evitando así que sus habitantes tuvieran que desplazarse al Alhamín para resolver sus pleitos y asuntos particulares. Por entonces, la villa experimentó un importante crecimiento económico gracias a nuevas concesiones de terreno y dehesas. Salvo en algún corto periodo, en que por diversas circunstancias pasó a otras manos, Villa del Prado perteneció al señorío de los Mendoza hasta que las Cortes de Cádiz liquidaron el régimen señorial en el siglo XIX.

El siglo XVII fue, en general, un periodo de auge económico gracias al florecimiento de la agricultura y de la ganadería; además, se instaló en la zona una industria de curtidos. Ello influyó en la calidad de la arquitectura, en la que abundaban las casas blasonadas que daban a la población un aspecto más cercano a lo urbano que a lo rural. Pero el siglo se despedirá con una crisis económica que será generalizada en el país. Esta coyuntura adversa se extenderá al siglo XVIII, viéndose agravada por los pleitos entre el Ducado y la Corona y por sucesivas sequías y epidemias.

Los turbulentos inicios del siglo XIX no mejoraron la situación. Villa del Prado se vio involucrada directamente en la Guerra de la Independencia, al ser ocupada por las tropas francesas, y en la I Guerra Carlista, cuando los montes de los alrededores sirvieron de refugio a los partidarios de Don Carlos. Ello provocó que en 1838 se produjera el saqueo e incendio de una buena parte de las casas. A estos acontecimientos siguieron, en la segunda mitad del siglo, una sucesión de epidemias que diezmaron la población. No será hasta el último tercio del siglo cuando comience un paulatino crecimiento demográfico, que se mantendrá, en términos generales, a lo largo de todo el siglo XX.

La Iglesia gótica de Santiago Apóstol: Construida entre los siglos XV y XVI, alcanza en 1980 la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) al ser considerada como uno de los elementos destacados del patrimonio histórico-artístico madrileño. Edificio de mampostería concertada de granito en el que destaca entre otros elementos la Torre del Campanario, intervinieron en su construcción Hernán González de Lara, Maestro Mayor de la Catedral de Toledo y Pedro de Tolosa, aparejador de cantería del Monasterio de El Escorial.

Atendiendo tanto al estado de deterioro en que se encuentra la Iglesia como a los signos inequívocos de elementos de relevante interés, en 1990 se da inicio a una primera fase de los trabajos de restauración, que se destinan a corregir los problemas de cimentación que habían ocasionado el resquebrajamiento de los muros, mediante la demolición de contrafuertes de hormigón, realce de muros y reparación de entarimados.

En 1994 se inicia una segunda fase, destinada a la restauración en las cubiertas, la Torre de Tolosa, la Torre de la Espadaña y los muros exteriores.

La tercera y última fase de los trabajos se destina ya a la restauración del interior. Los trabajos iniciales ponen al descubierto en las bóvedas, nave central, ábside y muros del soto/coro elementos histórico-artísticos desconocidos y cubiertos por los diferentes encalados de la Iglesia en el siglo XIX.

Los frescos con motivos sacros y civiles, la yesería gótica tras en retablo mayor, las pinturas de dragones en los nervios de las bóvedas o los restos históricos como las bulas papales de los siglos XV y XVI, en perfecto estado de conservación, son algunos de los hallazgos más destacados, que en la mayoría de los casos constituyen ejemplos únicos en el patrimonio histórico-artístico madrileño.

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Estación de Goya: Ferrocarril Madrid-Villa del Prado ¿Quién lo recuerda?

Estaba cerca del Puente de Segovia que fue diseñado por Juan de Herrera.

Se situaba junto a la “Quinta del Sordo” donde vivió Francisco de Goya, lugar donde realizó sus “Pinturas Negras”

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Cadalso de los Vidrios

El origen del nombre no es seguro, aunque se habla de un asentamiento judío en la zona en tiempos romanos llamado "Cadalfarum" del que habría derivado el término de Cadalso.

El añadido "de los Vidrios" hace referencia a unas importantes fábricas de vidrio situadas en esta localidad. El vidrio fabricado en este pueblo alcanzó prestigio en los siglos XVI y XVII (gran parte de la cristalería de la Real Botica del Monasterio de El Escorial fue fabricada en Cadalso). Estos hornos estuvieron operativos hasta principios del siglo XX, cuando fueron cerrados definitivamente.

Historia:Los orígenes del pueblo antes de la ocupación musulmana de la península ibérica no están muy documentados, si bien la zona en la que está situado el pueblo estaba ocupada por poblaciones celtibéricas, como demuestran los Toros de Guisando situados a escasos kilómetros en El Tiemblo, así como algunas tumbas. En época romana se tiene constancia de algún asentamiento en la zona de poca importancia relacionado con las vías de comunicación hacia Toledo.

El enclave fue ocupado por los musulmanes durante cerca de 3 siglos, estableciendo en él una plaza defensiva para Toledo, con una atalaya-observatorio en la parte superior de la cercana Peña Muñana.

La villa fue reconquistada en el año 1082 por el rey Alfonso VI de Castilla, que la nombró Villa muy noble y muy leal concediendo diversos fueros para su repoblamiento.

Es conocido que Isabel la Católica pasó por Cadalso tras ser proclamada heredera de la corona de Castilla en 1468. También pasó por este pueblo Santa Teresa de Jesús en el año 1569, alojándose en casa de unos parientes suyos, los Dávila, en la calle de San Antón.

En 1833 Cadalso se integró en la provincia de Madrid. Hasta ese momento había pertenecido a la provincia de Toledo.

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 Peña Muñana

Rozas de Puerto Real

Rozas de Puerto Real es el pueblo más occidental de la Comunidad de Madrid. Atraviesa su término municipal la Cañada Real Leonesa Oriental, una de las más importantes de la península ibérica, además de otras menores como la del Camino de Escalona o la del Boquerón.

El paisaje está dominado por un relieve montañoso, dándose condicionantes que favorecen la existencia de bosques singulares como los castañares, única formación vegetal de esta especie de importancia en toda la Comunidad de Madrid.

El origen de Rozas se supone árabe. Su situación en un collado que comunica los valles del Alberche y del Tiétar -éste último nace en el paraje de la Venta del Cojo dentro del Término Municipal de Rozas- le valió la condición de Puerto Real, es decir, puesto donde representantes de la corona cobraban el portazgo o impuesto por la utilización del paso del puerto a los ganaderos trashumantes, que utilizaban la Cañada Real. Aquí los pastores debían pagar tantos maravedíes por cabeza de ganado como se estipulara.

Entre las actividades de carácter cultural que se realizan periódica y tradicionalmente en el pueblo destacan: Fiestas Patronales: el 5 de febrero Santa Águeda, el 24 de junio San Juan, el primer domingo de marzo Los Quintos, primer domingo de octubre La Virgen del Rosario y La Calvotada (castañas asadas): el 1 de noviembre. La Gastronomia de Rozas de Puerto Real viene dada, en gran medida, por el carácter de sus gentes. Alberga un amplio abanico de especialidades y platos típicos degustables durante todo el año como los callos a la Roceña, las patatas de matanza, la sopa de ajo, la prueba del cerdo,...En invierno se realiza la matanza, elaborando los chorizos, morcillas tanto de arroz, cebolla como de calabaza, jamones, etc, degustables durante todo el año. La repostería principal son los bollos de Santa Águeda, rosquillas, calostros, arroz con leche, flanes y natillas.

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  Castañar en otoño

San Martín de Valdeiglesias

Historia: Aun contando con vestigios anteriores, la entrada de San Martín de Valdeiglesias en la historia comienza en el siglo XIII, cuando se formó una pequeña aldea alrededor de una ermita bajo la advocación de San Martín de Tours. Todo ello, en consonancia con los intereses del monasterio de Santa María de Valdeiglesias (Pelayos de la Presa), que fue el verdadero impulsor y aglutinador de la colonización de todo el valle de Valdeiglesias. De entre todas las aldeas pertenecientes a dicho monasterio, fue la de San Martín la que más se desarrolló. En algún año del siglo XIV los monjes le dieron el título de Villa, con fuero y privilegios. En 1430 se produjo una revuelta campesina contra el monasterio, lo que fue aprovechado por Don Álvaro de Luna, privado de Juan II y Condestable de Castilla, para finalmente poner a San Martín de Valdeiglesias bajo su señorío (1434), con lo que se ampliaron las propiedades que ya poseía en la comarca (Escalona o Cadalso).

Monasterio de Pelayos de la Presa: Un enclave cisterciense único en Madrid. El monasterio de Santa María la Real, del siglo XII, es un enclave cisterciense donde el sonido más grave lo produce el ulular del viento.

"Un anuncio aparecido en un periódico madrileño en febrero de 1974 rezaba así: 'Sesenta kilómetros de Madrid, vendo ruinas, magnífico monasterio'. Lo llamativo de la frase despertó mi interés. Eran unas ruinas majestuosas, de gran belleza y envueltas en ese misterio que aureola las cosas antiguas. Contemplándolas, sentía una fuerte impresión, algo así como la sacudida de un rayo. A las pocas semanas tenía en mis manos la escritura de propiedad. A partir de ese momento el monasterio recuperó el silencio y la paz que en otros tiempos tuviera".

El autor de estas palabras es Mariano García Benito, arquitecto, y lo que describe es un tesoro cultural prácticamente desconocido que aspira a salir de la ruina para convertirse en un referente a la altura de El Escorial o El Paular.

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Santa María la Real de Valdeiglesias, en Pelayos de la Presa, es el monasterio más antiguo de la región. Fue fundado gracias a un Privilegio Real otorgado por
Alfonso VII en el año 1150 para reunir a los monjes del valle en un solo eremitorio, el de la Santa Cruz, bajo la regla de San Benito. Poco después fue incorporado a la Orden del Císter (mayoritaria en Europa) hasta la desamortización de Mendizábal (1835), cuando pasó a manos privadas y fue víctima del abandono y el expolio. Sus estructuras, mezcla de los estilos románico mudéjar, románico cisterciense, gótico, renacentista y barroco, sufrieron las consecuencias. Los sillares (hoy en la Catedral de Murcia), alicatados y hasta la puerta renacentista y el claustro plateresco fueron desmontados. Rodeado de pinares y junto a la chopera de la ribera del río Alberche, el monasterio quedó olvidado, pese a su valor histórico, con permiso de las administraciones públicas. Siete de las pinturas que el renacentista Juan Correa de Vivar pintó para el retablo mayor se conservan hoy en el Museo del Prado.


Tuvieron que pasar 138 años, hasta 1974, para que
Mariano García Benito lo adquiriese y frenase su deterioro: "En esos momentos todos esperaban que tirase el monasterio, arrasase la chopera e hiciese una urbanización de lujo, ya que la finca era edificable. Al ver que no lo hice, me tomaron por raro". García Benito acometió la restauración de la torre-campanario renacentista en 1988, además del cerramiento y la labor de protección, por sus propios medios. "Nunca recibí un céntimo ni ayuda de nadie", asegura. Ello le permitió instalarse en el propio cenobio y realizar la planimetría del complejo de cara a una recuperación integral.

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El castillo de la Coracera: Fue mandado levantar por Álvaro de Luna en el siglo XV, como residencia y pabellón de caza. No obstante, existen referencias de una construcción anterior, que datan de tiempos de Alfonso VIII de Castilla, en los siglos XII y XIII.

Además de por Álvaro de Luna y sus herederos, la fortificación ha sido utilizada por distintas personalidades históricas, entre las que destaca la reina Isabel la Católica, que residió en ella cuando fue proclamada heredera de la Corona de Castilla.

El castillo fue primeramente posesión señorial y posteriormente real. En el siglo XIX, quedó en manos del Barón de Sacro Lirio, que lo utilizaba a efectos recreativos y cinegéticos. Así se mantuvo durante todo el siglo XX, hasta su adquisición en 2003 por el Ayuntamiento de San Martín de Valdeiglesias

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Chapinería

Toponimia:De dónde viene el nombre de este municipio es algo que no está claro, parece ser que puede venir del término “chapín”, calzado antiguo que usaban las mujeres de corte para no mancharse en los caminos de tierra.

Historia: Aunque el origen de Chapinería data del siglo XIV cuando se empezaron a buscar lugares para establecer majadas y zonas de pastoreo, se han hallado útiles paleolíticos en las cercanías del arroyo de Los Pilancones y restos de dos aldeas visigodas en el despoblado de Los Becerriles y La Ventilla que indican que hubo pobladores mucho antes de este siglo.

El actual término municipal, perteneciente en el siglo XV a Colmenar del Arroyo, cayó bajo la jurisdicción segoviana y el sexmo de Casarrubios que utilizó estas tierras como zona de pastos para sus ganados. A la aparición de Chapinería contribuyeron el desarrollo de la ganadería, el aumento de la población y el incremento de los intercambios comerciales.

Se inició la construcción de casas, la puesta en cultivo de tierras y la expansión de la ganadería. Y muy pronto la explotación forestal y la cantería. Entre 1621 y 1630 compró su privilegio de villazgo, desligándose de Segovia y de Colmenar del Arroyo. Pasó a depender del conde de Villafranca del Gaitán y, posteriormente de los marqueses de Villanueva de la Sagra.

En el siglo XVII llegaron a Chapinería los marqueses de Villanueva de la Sagra. A estos marqueses se debe la construcción del palacio de la Sagra como residencia de caza, recientemente restaurado como Casa de Oficios por el Ayuntamiento. Chapinería se independizó en 1627 de Segovia, separándose del término de Colmenar del Arroyo, consiguiendo el título de Villa en el año 1630.

En 1833 Chapinería pasó oficialmente a formar parte de la provincia de Madrid en el partido judicial de Navalcarnero aunque siguió ligado al sexmo de Casarrubios. Como consecuencia de la ley de Desamortización en 1855 una parte importante de los prados y dehesas pasaron a ser administradas por los vecinos del pueblo.

Chapinería y San Bartolomé de Pinares en Ávila comparten el título de patria chica del famoso héroe de “Cascorro”, Eloy Gonzalo. La mayor parte de su vida civil la pasó en Chapinería de donde salió para cumplir el servicio militar, marchando en 1896 a la guerra de Cuba, donde se distinguió por su heroísmo. Igual que Madrid, Chapinería rindió homenaje al héroe de “Cascorro” levantando una estatua, en la plaza, en 1935.

Durante el siglo XX, Chapinería ha mantenido las actividades tradicionales (ganadería, explotación forestal y caza, cantería, etc.).

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Medio Natural: Chapinería, al igual que Aldea del Fresno y Colmenar del Arroyo, presenta unas estructuras geomorfológicas de singular interés. Se trata de las Cárcavas del Río Perales, en el límite sur del municipio, y es un fenómeno producido por la erosión intensa de los terrenos con fuerte inclinación. Éstas están catalogadas por la Ley 16/95 Forestal y de Protección de la Naturaleza de la Comunidad de Madrid. Casi todo el territorio está ocupado por granitos biolíticos y lehm granítico.

Al noroeste destaca la Guija Blanca (736 m) junto al prado del Pozuelo. Al suroeste el territorio es metamórfico y presenta una estrecha banda con materiales de tipo esquistos con alternancia de cuarcitas y pizarras y rocas metamórficas cataclásticas. Al sureste hay rocas terciarias como arcosas pardas "facies de bolos". Entre la zona granítica y el resto de los materiales se encuentra una banda de separación cataclástica (granito cataclástico-esquistos cataclásticos).

En todo el territorio domina el encinar, buena parte del mismo adehesado, acompañado de enebros arborescentes, cornicabra, tomillo, retama, cantueso, aulaga, romero, torvisco, etc. En las zonas húmedas abundan los fresnos y sauces. La magnífica conservación del encinar constituye un hábitat ideal para el águila imperial, águila real, águila perdicera, buitre negro y rapaces nocturnas. Por ello, la Comunidad de Madrid, ha ubicado el Centro de Educación Ambiental la Casa del Águila.

Al suroeste se encuentra el Cerro Casado (629 m), cubierto de encinar claro con presencia puntual de enebros, y al sureste el Cerro Jimón (647 m) presenta en su ladera oriental una masa boscosa mixta de coníferas y frondosas. Ambos cerros están incluidos en la red de vías pecuarias de la Comunidad de Madrid.

La hidrología está representada por la laguna del Pozairón (ecosistema lacustre) y los arroyos de pequeño caudal arroyo de la Oncalada (por el límite sureste hasta desembocar en el Perales), arroyo de los Ollones o de la Mojonera (vierte al Alberche por Aldea del Fresno), el arroyo de la Boticaria o de la Plata (marca el límite entre Chapinería y Navas del Rey) y el arroyo de las Chorreras. Estos arroyos modelan el terreno en innumerables torrenteras con fuertes desniveles que culminan en las espectaculares cortadas sobre el río Perales, en el límite sureste del municipio. Hay que destacar la existencia de diversos manantiales diseminados por el municipio como Fuente de las Huertas, del Rosnillo, la Zarza, El Terrero, Facurrilla, Becerriles, El Tesoro, Linar del Churro, El Jabalí, Las Praderas, El Quemao, Los García, Apretura y Juan Domínguez así como las numerosas formaciones graníticas que dan lugar a curiosas formaciones geológicas en distintas zonas de Chapinería.

Otros parajes de excepcional belleza son el Canto de la Virge, el Lanchar, el Pozo del Moro, la zona del Jabalí y el Mirador del Águila. Además de las ruinas del Molino Camarón, en el curso inferior del arroyo de las Chorreras, se conservan las del Molino Cantarranas o de la Mina, al sureste del municipio, justo en la linde con Villamantilla. En el término hay tres vías pecuarias intactas: la Colada de Oncalada, Ollones y Fuente de las Praderas.

Red hidrológica: arroyo de la Oncalada, arroyo de los Ollones o de la Mojonera, arroyo de la Boticaria o de la Plata, arroyo de las Chorreras, arroyo de los Quemados y la laguna del Pozairón.

Vegetación y usos del suelo: en todo el territorio domina el ecosistema de encinar, buena parte del cual es adehesado. La encina suele ir acompañada de enebros arborescentes, cornicabras, y de un sotobosque de retama, jara, tomillo, cantueso, aulaga, romero, torvisco, etc. En las zonas húmedas son abundantes los fresnos y sauces. Predominan los cultivos de secano sobre los regadíos. Vías pecuarias: Colada de Oncalada, Colada de Ollones y Fuente de las Praderas y vereda de Colmena.