El poder de una buena conversación.
Estamos en la era de la comunicación. En nuestro entorno, algunas personas están en las redes sociales para hablar, ver y ser vistas, otras utilizan internet para consultas y compras, pero casi todas, niños y no tan niños, tenemos un móvil para estar comunicados; usamos el “WhatsApp” todo el día, enviando fotos, videos, consultando internet y haciendo videoconferencias. Se podría decir que estamos conversando, pero muchas de esas conversaciones son rutinarias y distraídas hasta pesadas y la mayoría de las veces no se consideran conversaciones, casi siempre son una exposición de ideas para informar sobre algo y pocas veces se atienden las respuestas.
En las reuniones aparecen temas interesantes y todas las personas queremos expresar nuestras opiniones y responder a los razonamientos de los demás, pero para ello se tiene que escuchar y ser escuchado, pero desgraciadamente cuando hay varias personas al querer hablar todas, surgen varias conversaciones y al final solo se habla con la persona que se tiene más cerca y se pierden muchos matices y opiniones; en alguna ocasión hay alguien que se aburre con el barullo y la imposibilidad de expresar su opinión, entonces su atención desaparece y es como si no estuviera. En otras nuestra necesidad de hablar elimina cualquier escucha, sólo nos escuchamos a nosotros mismos. Y en algunas hasta se falta al respeto y se puede terminar con enfados.
Conversar es dialogar sin juicios, expresando las ideas con libertad y educación, escuchando a los demás porque sus razonamientos pueden hacer que cambiemos de opinión y nos ayuden a aprender con el intercambio.
Antes de seguir, quiero dar algunos apuntes históricos sobre la influencia de la conversación en la Historia Humana. En la Filosofía hubo un avance muy importante, cuando Sócrates pasó de las “clases magistrales”, donde uno hablaba y los demás escuchaban, a las “puestas en común”, en las que se debatían las ideas, siempre manteniendo el respeto mutuo y buscando matices que permitieran entenderlas mejor. Cicerón, gran conversador, defendía que un buen conversador era aquel que iniciaba una conversación permitiendo que los demás se expresaran y que para que una conversación fuera agradable y satisfactoria debería haber turnos que permitieran a cada persona expresar sus ideas. Con el Renacimiento aparecieron las reuniones intelectuales, lideradas por mujeres, donde imperaban la cortesía, la delicadeza, el tacto y la cultura. Madame Rambouillet inventó a finales del siglo XVII la “orquesta de cámara de la conversación” que posteriormente daría cobijo a las ideas ilustradas, dejando como legado la cultura de la conversación. (ver artículo “El don de la conversación” de Irene Vallejo publicado en El País)
Cualquier colaboración precisa de conversaciones donde se pueda expresar opiniones con libertad, escuchando las de los demás con respeto y sin miedo a que nos convenzan porque cuando colaboramos estamos planteando juntos estrategias para obtener los resultados perseguidos.
En la Universidad Popular Carmen de Michelena (UPCM) defendemos que, una buena conversación entre personas que se escuchan, es la mejor herramienta para derribar barreras en un mundo en el que la falta de comunicación provoca aislamiento, sufrimiento y soledad. Y queremos tener una “buena conversación” con vosotros para que vuestra colaboración sea plena y satisfactoria, y así mejorar esta UPCM que tanto apreciamos.
Isabel Tur Martinez (presidenta de la UPCM)