Aranjuez
Literatura Música, Pintura, Historia …
ARANJUEZ Y JOSÉ LUIS SAMPEDRO
Cuando paseamos por Aranjuez nos asomamos al Tajo y vemos un río anchuroso y tranquilo salpicado de barcas de recreo que refleja las arboledas de ribera en su afán de reventar a la primavera.
Pero si cerramos brevemente los ojos podremos oir y sentir la algarabía todavía cercana de los “gancheros” arribando a Aranjuez para depositar su carga en forma de troncos que, después de muchas penurias, desde las embravecidas aguas del Alto Tajo, irán a parar tras el proceso adecuado y en forma de mobiliario a nuestros hogares. Por eso cuando miremos en nuestro entorno, recordemos los sufrimientos que esos hombres padecieron.
En los años treinta, durante su adolescencia, cuando vivía en Madrid, José Luis Sampedro se quedó prendado de los gancheros a su llegada con las maderas a Aranjuez por el río Tajo, un espectáculo que reunía todos los meses de marzo a los vecinos de la localidad. En los años cincuenta, mapa en mano, decidió recorrerse el Alto Tajo para ver el terreno y contactar con los gancheros. En 1961 volvió a la zona para reconocer los lugares por los que pasaron los gancheros y preparar así su novela, que vería la luz meses después.
La forma de vida de los Gancheros inspiró a José Luis Sampedro para escribir “El río que nos lleva” en 1961, que narra la última maderada desde el Alto Tajo hasta Aranjuez, a través de un minucioso estudio topográfico de los lugares por los que discurre el recorrido, en plena época de postguerra.
La madera ha sido un recurso económico fundamental de la comarca del Alto Tajo desde tiempos ancestrales, debido a la gran cantidad de bosques que aquí hay. De la madera han surgido varios oficios que han ocupado a las personas de los pueblos de la zona: El resineo, el carboneo y la maderada. De estos tres, el de la maderada es el más representativo de ellos.
Los gancheros transportaban los árboles, principalmente pinos, talados en los bosques del Alto Tajo a través de los ríos Tajo y Guadiela hasta las fábricas establecidas en Aranjuez, Toledo, e incluso Talavera de la Reina. El oficio de la ganchería perduró hasta avanzados los años 40, tras el inicio de la construcción de las presas de Entrepeñas y de Buendía, que dificultaban la bajada de la madera, y cuando el transporte por camión comenzó a ser más rentable que por el río.
“REAL SITIO” DE JOSE LUIS SAMPEDRO
En 1993 publica Real Sitio, un homenaje a la ciudad (Aranjuez) que despertó su vocación literaria. Es por esto que hoy iniciamos los textos acerca de nuestro viaje a través de la literatura y como homenaje también a la figura del recientemente desaparecido Sampedro.
Dicen en Aranjuez: Como habitantes de Aranjuez, nos sentimos lectores privilegiados de este Real Sitio del que nos habla José Luis Sampedro. Sampedro vivió en nuestra ciudad y la amó a través del tiempo y del espacio como se desprende de cada página de su libro “Real Sitio”. El autor es también un gran conocedor de todos los rincones de nuestro pueblo y lo que significan para cada ribereño.
ARANJUEZ Y GALDÓS
“El 19 de marzo y el 2 de mayo” es la tercera novela de la primera serie de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós. Continúa con la historia del joven gaditano Gabriel de Araceli, quien es también protagonista de los dos anteriores episodios, La Corte de Carlos IV y Trafalgar.
La vida de Gabriel transcurre entre idas y venidas de la capital a Aranjuez, donde su novia Inés, huérfana, vive recogida por su tío, párroco de Aranjuez y protegido del Primer Ministro, Manuel de Godoy, de quien dice ser paisano y amigo. Gabriel será testigo directo del Motín de Aranjuez del 17 ó 19 de marzo (según distintas fuentes, ahora es mejor utilizar el día 19, pues es la fecha que Galdós ha escogido), en el que Godoy caerá en desgracia.
Inés es recogida contra su voluntad en casa de dos parientes de su madre, los hermanos Requejo, quienes la mantienen encerrada. Requejo sabe que Inés es hija de una rica Condesa, y pretende casarse con ella para conseguir su fortuna.
Gabriel consigue trabajo en casa de Requejo para estar cerca de Inés, prometiendo liberarla de su encierro. Utilizará su ingenio y sus dotes para la intriga, desarrolladas durante su estancia en la corte (episodio segundo, La Corte de Carlos IV), y tramará un plan para sacar a Inés de casa de Requejo, embaucando a Juan de Dios, otro empleado de Requejo también enamorado de Inés. La fuga coincide con la revuelta popular del Levantamiento del 2 de mayo. Tras dejar a Inés con su tío, el Párroco de Aranjuez, Gabriel tomará las armas junto con otros madrileños en el levantamiento contra los franceses.
El episodio termina con Gabriel, Inés y su tío siendo apresados por los franceses. Momentos antes de ser fusilados, Juan de Dios (su secreto enamorado) rescata a Inés con la ayuda de sus contactos franceses, pero Gabriel y el Párroco serán fusilados junto a otros partisanos madrileños.
ARANJUEZ Y JOAQUÍN RODRIGO
Joaquín Rodrigo Vidre, valenciano de origen y ennoblecido como Marqués de los Jardines de Aranjuez, se quedó ciego como secuela de una difteria que tuvo a la edad de tres años y quien vivió hasta la edad de 97 años. Fue un gran compositor de música clásica y virtuoso del piano. Ocupó la cátedra de Historia de la Música de la Silla Manuel de Falla de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense de Madrid. Una de sus más conocidas obras es el Concierto de Aranjuez para guitarra y orquesta, compuesto en París en 1939, inspirado y como respuesta a la pérdida de su primer vástago, resultado de un mal parto de su esposa. En uno de los movimientos creyó oir y transcribió así, el ascenso al cielo del ser que se perdió...
En 1940 tiene lugar en Barcelona el estreno mundial del Concierto de Aranjuez para guitarra y orquesta, un ejemplo definitivo de su personalidad musical y una obra que le traería fama universal. Desde ese momento, Joaquín Rodrigo emprendió numerosas actividades artísticas, creativas y académicas.
El Concierto de Aranjuez fue inspirado y escrito para los jardines del Palacio Real de Aranjuez, la residencia primaveral del rey Felipe II en la segunda mitad del siglo XVI, y posteriormente reconstruido a mediados del siglo XVIII por Fernando VI. La obra intenta transportar al oyente a los sonidos de la naturaleza de otro lugar y otro tiempo.
Según el compositor, el primer movimiento está "animado por un espíritu rítmico y un vigor sin ninguno de los dos temas... interrumpiendo su implacable ritmo". El 2º movimiento "representa un diálogo entre la guitarra y los instrumentos de solo (corno inglés, fagot, oboe, trompa), mientras que el último movimiento "recuerda un baile formal en el que la combinación de un ritmo doble y triple mantiene un tempo tenso próximo a la barra próxima". Él describe el concierto como la captura de "la fragancia de magnolias, el canto de los pájaros y el chorro de las fuentes" de los jardines de Aranjuez.
Junto a ti, al pasar las horas oh mi amor
hay un rumor de fuente de cristal
que en el jardín parece hablar
en voz baja a las rosas.
Dulce amor, esas hojas secas sin color
que barre el viento
son recuerdos de romances de un ayer
huellas y promesas hechas con amor, en Aranjuez
entre un hombre y una mujer, en un atardecer
que siempre se recuerda
Oh mi amor, mientras dos se quieran con fervor
no dejarán las flores de brillar
ni ha de faltar al mundo paz, ni calor a la tierra
yo sé bien que hay palabras huecas, sin amor
que lleva el viento, y que nadie las oyó con atención
pero otras palabras suenan, oh mi amor al corazón
como notas de canto nupcial, y así te quiero hablar
si en Aranjuez me esperas.
Luego al caer la tarde se escucha un rumor
es la fuente que allí parece hablar con las rosas
en Aranjuez, con tu amor.
ARANJUEZ Y SANTIAGO RUSIÑOL
Santiago Rusiñol nació en Barcelona el 25 de febrero1861 y falleció en Aranjuez mientras pintaba sus famosos jardines,13 de junio de 1931), pintor, escritor y dramaturgoespañol en lengua catalana.
Nació en el seno de una familia de industriales del textil, procedentes de Manlleu. Se formó en el Centro de acuarelistas de Barcelona y fue discípulo de Tomás Moragas. Viajó a París en 1889, donde vivió en Montmartre junto con Ramón Casas y con Ignacio Zuloaga.
Se familiarizó con el simbolismo y la pintura al aire libre. Tras regresar a España funda en Sitges el taller-museu del “Cau Ferrat”, y frecuenta en Barcelona las tertulias del café Els Quatre Gats. Su posición social y económica acomodada le permitió hacer frecuentes viajes. En 1901 fue a Mallorca con Joaquín Mir.
Su pintura está muy influida por los impresionistas y tiene temática paisajista, tanto rural como urbana, retratos y composiciones simbólicas de inspiración modernista. Al comienzo de su carrera incluía figuras humanas. En las etapas finales sólo pintaba paisajes, especialmente de los Reales Sitios como Aranjuez o La Granja. Entre sus obras más destacadas figuran La morfina y La medalla, ambas de 1894.
ETIMOLOGÍA
Se ha supuesto que el origen etimológico del topónimo podría ser vasco. Rafael Lapesa recoge la suposición de otros autores de que proceda de Arantza (espino), posiblemente en combinación con palabra Hotz (frío). También podría ser Aran (valle) o incluso su homónimo Aran (ciruela). Llama la atención la situación de Aranjuez en el valle del Tajo, así como la cercanía a la localidad toledana de Ciruelos.
Según Antonio de Nebrija, el origen del nombre se debería al árabe Ibn Arankej (lugar poblado de nogales), aunque el Padre Sarmiento sugiere el topónimo latino Ara Iovis (altar de Júpiter), relacionado con un posible templo dedicado a Júpiter Pluvio.
La aldea de Almuzúndica, mencionada en el siglo XI, podría corresponder a Aranjuez. Durante la Edad Media aparece en los textos como Arauz o Aranz (siglo XII), Aranzuel, Aranzuech (siglo XIII), Aranzueque, Aranzugue, Aranzuet o Arançuex, hasta que finalmente se llamó Aranjuez ya en el siglo XV.
Precisamente de Aranz proviene el gentilicio propuesto arancetano, que apenas es usado. Sin embargo, es más cotidiana y popular la palabra ribereño, usada por estar Aranjuez a orillas del Tajo y muy cercano del Jarama.
La voz Aranjuez parece estar ligada etimológicamente con Aranzuelo (río de Burgos), Aranzueque (localidad de Guadalajara) y Aránguiz (localidad de Álava).
Cuadro sobre el motín de Aranjuez
PEQUEÑA HISTORIA CRONOLÓGICA DE ARANJUEZ
220 a. C.: Tiene lugar la Batalla del Tajo, en la que los ejércitos de Aníbal vencen a los romanos y sus aliados vascos, carpetanos y olcades.
1085: Alfonso VI conquista el antiguo poblado musulmán existente en la zona, y extiende sus dominios hasta Toledo.
1108: La zona vuelve a manos musulmanas.
1139: Alfonso VII recupera las tierras para Castilla.
1171: Conquista de Alfonso VIII. Por aquella época existían dos aldeas por la zona: Aranz y Alpajés.
1178: Conquista definitiva de Aranjuez e incorporación a la Orden de Santiago.
1387: Lorenzo Suárez de Figueroa, maestre de la Orden de Santiago, construye una casona o palacio de recreo, que además sirve como hospital de sangre para convalecencia de los caballeros heridos en la guerra con los musulmanes durante la Reconquista.
1489: Los Reyes Católicos, al convertirse en maestres de todas las órdenes militares, convirtieron la casona en palacio. Desde entonces ha sido residencia primaveral de los Reyes de España hasta finales del siglo XIX.
1523: Aranjuez se convierte en propiedad real en manos de Carlos I, al recibir del papa Adriano VI la dignidad de Maestre de la Orden de Santiago.
1530: Construcción del Embalse del Embocador para regular el caudal del río Tajo y permitir el riego de los cultivos de la zona.
1540: Carlos I hace construir el puente sobre el río Tajo, así como los Jardines a Luis y Gaspar de Vega.
Jean L'Hermitte - Vista de Aranjuez Siglo XVI (Biblioteca Real Bruselas)
1561: Felipe II manda construir el Palacio Real de Aranjuez (Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera) sobre el emplazamiento de la antigua casona, destruida por el fuego varias veces. De esta forma, se ampliaban las instalaciones de la Corte, así como los Jardines.
1568: Muere en Aranjuez la reina Isabel de Valois, esposa de Felipe II.
1580: Se descubren en Aranjuez restos de armas (espadas, lanzas, cascos, etc.) de origen romano.
1706: Durante la Guerra de Sucesión Española, el portugués Marqués de las Minas establece temporalmente en Aranjuez su gobierno, tras haberse apoderado de la Corte los ejércitos portugueses e ingleses bajo su mando.
1752: Durante el reinado de Fernando VI nace en sí mismo el municipio de Aranjuez tal y como lo entendemos hoy en día, pues antes no podía residir nadie excepto la Familia Real, los sirvientes de Palacio y la Corte. Para pernoctar había que desplazarse hasta Ocaña u otras villas y pueblos cercanos.
27 de agosto de 1758: Muere en Aranjuez la reina Bárbara de Braganza, esposa de Fernando VI.
1761: Carlos III hace construir el llamado Puente Largo sobre el río Jarama, de 300 metros de longitud.
1767: El arquitecto francés Jaime Marquet inicia la construcción del llamado Teatro Coliseo de Carlos III, más conocido posteriormente como el Gran Teatro.
12 de abril de 1779: Se firma el Tratado de Aranjuez, por el que España interviene en la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos.
18 de julio de 1790: Tiene lugar en Aranjuez un atentado contra el Conde de Floridablanca, del que sale ileso.
13 de febrero de 1801: Se firma el Convenio de Aranjuez, por el cual España cedió a Francia su flota de guerra para atacar al Reino Unido.
1803: Carlos IV hace construir la Casa del Labrador, en el Jardín del Príncipe, nombrado así por crearse cuando él era todavía Príncipe de Asturias.
21 de enero de 1806: Fallece en Aranjuez la princesa consorte de Asturias, María Antonia de Nápoles, esposa del futuro Fernando VII.
17 de marzo de 1808: Motín de Aranjuez, que obligó a abdicar al rey Carlos IV en favor de su hijo Fernando VII.
25 de septiembre de 1808: La Junta Suprema Central Gubernativa se reúne en Aranjuez para planificar las acciones que debían tomarse para frenar la invasión francesa en la Guerra de la Independencia Española.
26 de diciembre de 1818: Fallece en Aranjuez la reina María Isabel de Braganza y Borbón, esposa de Fernando VII.
13 de mayo de 1822: Nace en Aranjuez Francisco de Asís de Borbón, futuro marido de la reina Isabel II.
15 de mayo de 1822: Nace también en Aranjuez Juan de Borbón y Braganza, pretendiente carlista al trono de España.
18 de mayo de 1829: Fallece en Aranjuez la reina María Josefa Amalia de Sajonia, esposa de Fernando VII.
9 de febrero de 1851: Inauguración de la línea de ferrocarril que unía Madrid con Aranjuez, más conocida como Tren de la Fresa. Se trata de la segunda línea férrea de la España peninsular, después de la de Barcelona–Mataró (1848). La historia ferroviaria de España había comenzado unos años antes con la inauguración, el 19 de noviembre de 1837, de la línea ferroviaria La Habana-Bejucal en la, entonces colonia española, isla de Cuba.
15 de septiembre de 1853: Apertura del tramo ferroviario Aranjuez–Tembleque en la línea Madrid–Alcázar de San Juan.
1885: Aranjuez sufre una epidemia de cólera (véase: Pandemias de cólera en España). El rey Alfonso XII convierte la Casa de Marinos en improvisado hospital para atender a la población. Este hecho se recuerda con la estatua en honor a este rey existente en la Plaza de la Constitución de Aranjuez.
1931: Muere el pintor Santiago Rusiñol, mientras se hallaba pintando los Jardines de Aranjuez.
1939: Joaquín Rodrigo compone en París el Concierto de Aranjuez, que llevaría el nombre de la ciudad a todos los rincones del planeta.
2001: La Unesco declara el Paisaje Cultural de Aranjuez como Patrimonio de la Humanidad.
JARDÍN DE LA ISLA
Este jardín, llamado así por encontrarse rodeado por tres lados por del río Tajo y por el sur por una ría artificial, se encuentra al norte del Palacio Real.Su origen se remonta a la Orden de Santiago, que entre 1387 y 1409 construyó un palacio maestral, antecesor del actual palacio.
Desde aquellos años se construyó un canal o ría aprovechando un meandro del Tajo, donde se situaron diversos molinos o aceñas. Cuando en 1487Fernando el Católico pasó a ser Gran Maestre de la Orden, la reina Isabel la Católica, se aficionó a la Isla, con lo que pasó a conocerse como Jardín de la Reina. Posteriormente Carlos I y Felipe II decidieron convertir la zona en un entorno natural privilegiado y llevarlo a su máximo esplendor.
"...El Señor Don Felipe III hizo reparar aquellas fuentes y poner algunas de las que hoy hay. Para ello se descubrió una cantera de mármol en Villarrobledo en la Mancha, el año de 1604, de donde se sacaron pedestales y otras piedras para los pilones o estanques de ellas...."
Se accede a él desde el Parterre, pasando por encima de la presa que crea la ría, mediante un puente en forma de rampa, así como por una escalinata de 1744, flanqueada por seis estatuas sobre otros tantos pedestales. A cada lado de las compuertas de la presa, el agua del Tajo desciende por sendas cascadas.
En otoño
Con numerosas flores y árboles frondosos, este jardín también posee numerosas fuentes y estatuas, así como de diversas estufas e invernaderos. Las principales fuentes son las de la Boticaria, la de Hércules e Hidra, la de Apolo, la del Reloj, la del Niño de la Espina, la de Venus, la de Diana, la de Baco y la de Neptuno.
Fuente de la Boticaria: Nada más entrar al Jardín a través del puente en rampa, se encuentra la Fuente de la Boticaria, con vaso circular, con figuras de niños con conchas y rocas. Al fondo, se alza imponente el llamado Salón de los Reyes Católicos, un paseo de más de 300 m arbolado con plátanos, situado junto al dique alto del Tajo, al que separa una barandilla de hierro con pedestales y jarrones, al igual que en el foso del Jardín del Parterre.
Fuente de Hércules e Hidra: La Fuente de Hércules e Hidra, que es la primera que uno se encuentra al cruzar la ría por la escalinata, está colocada sobre un zócalo y una basa de jaspe negro de planta octogonal, con una gran taza y un pedestal sobre la cual está la figura de Hércules matando a la hidra. Alrededor encontramos unas barandillas de hierro y ocho pedestales con otras tantas figuras de mármol en los bordes de la plazoleta. Esta fuente fue mandada construir por Felipe IV a José de Villarreal y Bartolomé Zumbigo y sustituye a una fuente anterior dedicada a Diana de la época de Felipe II. Las esculturas colocadas sobre pedestales que existieron alrededor de la fuente fueron compradas por Felipe V y situadas originalmente en los Jardines de La Granja. Después de este emplazamiento se situaron en las columnas de la entrada principal del Jardín del Príncipe por orden de Carlos IV y finalmente descansan en el Museo del Prado de Madrid.
Fuente de Apolo: La Fuente de Apolo (o de Triptólemo), del siglo XVI, está situada justo después de la de Hércules, con un zócalo, basa y pretil de mármol octogonales, en cuyo centro se halla una taza con la figura de Apolo con la planta puesta sobre un dragón. En el pretil pueden verse diversos relieves, con un pie de sátiro en cada esquina. La plazoleta en la que se encuentra esta fuente era llamada anteriormente la Puerta del Sol de Aranjuez, en referencia a lo concurrido del lugar, por analogía con la plaza del mismo nombre de Madrid.
Pasando a la llamada Calle de la Galería, encontramos el Burladero, una serie de surtidores colocados en el suelo que despiden arcos de agua a la altura del pecho de una persona.
Fuente del Reloj: Este paseo nos lleva directamente a la Fuente del Reloj, también conocida como de las Horas o del Anillo, que se encuentra en una plaza cuadrada, flanqueada por seis bancos de piedra, con una fuente en el centro. Cuando se encuentra en funcionamiento, la sombra del chorro del agua va marcando las horas, como si de un reloj se tratase, sobre los bordes de la fuente.
Fuente del Niño de la Espina: A continuación, la Fuente del Niño de la Espina, también conocida como del Espinario o de las Arpías, mandada crear por Felipe III, posee un pretil cuadrado de piedra jaspe con una columna corintia en cada esquina. En el centro hay un pedestal con una taza sobre la cual descansa un joven de piedra, en actitud de sacarse una espina clavada en su pie izquierdo. En cada esquina de la fuente hay una columna, en lo alto de la cual se encuentra la figura de una arpía, que despiden agua hacia el centro de la fuente.
Antiguamente, la plazoleta en la que se halla esta fuente contaba a su vez con un cenador en cada esquina, con tres bancos y cuatro columnas de orden jónico de 1783, que sujetaban un cascarón de madera y plomo, desmontados en 1867 al dañarse uno de ellos por la caída de un árbol.
Fuente de Venus: También conocida como de Don Juan de Austria, pues se cree que la piedra con la que está construida fue conseguida en la Batalla de Lepanto. Situada en el centro de una plaza octogonal, se compone de una gran taza con balaustre y una segunda taza, donde se halla una figura de Venus en bronce, en actitud de secarse el pelo con las manos. Fue enviada a España desde Florencia en 1571.
Fuente de Baco: Más al fondo en el jardín, la Fuente de Baco se encuentra en una plazoleta hexagonal con bancos de piedra, en cuyo centro se halla un estanque circular de jaspe. En su centro una gran taza con un pedestal sobre el cual el dios Baco, coronado con racimos de uvas y sentado sobre un tonel con un pequeño grifo, alza una copa de vino con su brazo derecho. El cuerpo de esta fuente fue regalado a Felipe III por el Gran Duque de Florencia y diseñado en mármol por Giambologna. Inicialmente iba a albergar la fuente llamada de Sansón con el filisteo, que fue regalada por Felipe IV a Carlos I de Inglaterra en 1623 y hoy presente en el Victoria and Albert Museum de Londres. Finalmente desde 1656 está coronada por la figura de Baco, realizada por Jonghellinck.
Fuente de Neptuno: La Fuente de Neptuno, del italiano Alessandro Algardi, está situada en la parte más alejada de la entrada al Jardín. Representa al dios Neptuno sobre un tazón, empuñando su tridente con la mano derecha. Está sobre un carro con forma de concha, tirado por sendos caballos marinos. Alrededor, sobre cuatro pedestales, encontramos a las diosas Cibeles y a Ceres, cada una con una corona con forma de castillo y sobre sendas carrozas tiradas por leones, sujetados por niños. En el tercer pedestal se encuentra Juno, sobre un pavo real, mientras que en el cuarto, Júpiter está sobre un águila que se apoya en un globo terráqueo, sujetado por tres titanes. En el pedestal central puede leerse la leyenda: El Rey N.S. Don Felipe III mandó hacer esta fuente, siendo gobernador D. Francisco Brizuela, año de MDCXXI.
Fuente de las Gracias: Existió antiguamente una fuente más allá de la de Neptuno, la llamada Fuente de las Gracias o de los Tritones, del siglo XVI aunque de autor desconocido. Fue colocada en 1656 en el extremo final del Jardín por Felipe IV. Con sucesivas mejoras y ampliaciones realizadas por orden de Felipe V y Fernando VI, finalmente esta fuente fue trasladada por el arquitecto Pascual y Colomer al Palacio Real de Madrid, donde sigue actualmente.
JARDÍN DEL PRÍNCIPE
El Jardín del Príncipe fue creado por Carlos IV, quien lo inició siendo todavía Príncipe de Asturias y lo concluyó siendo rey, entre 1789 y 1808. Contrapuesto al Jardín de la Isla, es un jardín paisajista que sigue la moda inglesa y francesa a finales del s. XVIII, pero conviene no olvidar que en él se integran elementos anteriores, como la Huerta de la Primavera y el embarcadero de Fernando VI, y lo hecho por Carlos IV no es sino varios jardines.
Se accede al jardín por la primera de las entradas monumentales, la puerta del embarcadero, y avanzando por la calle del mismo nombre queda a la derecha la antigua Huerta de la Primavera, y a la izquierda el río Tajo, con un embarcadero que da nombre a la calle, precedido por una glorieta con cinco pintorescos pabellones. El más grande o pabellón real fue levantado por Bonavía en 1754, mientras que los otros cuatro se edificaron durante el reinado de Carlos III, para que el Príncipe y la Princesa de Asturias, Carlos y Mª Luisa, los utilizasen como casino de recreo; entonces se dispuso también entre ellos, el pequeño jardín ochavado, que a modo de patio de honor separaba la calle del Embarcadero y el Pabellón principal. Estos pabellones dispuestos a partir del embarcadero de Fernando VI dieron lugar al gusto de Carlos IV por este lugar, donde pasaba las mañanas primaverales, y por tanto al jardín del Príncipe, que fue surgiendo por adiciones sucesivas desde 1772.
El proyecto, o mejor dicho la sucesión de ampliaciones, se debe al jardinero Pablo Boutelou, que primero organizó una serie de pequeños jardines paisajistas, de acuerdo con la moda, en los espacios residuales entre el río y otros elementos ya creados: los pabellones, la calle del embarcadero y la Huerta de la Primavera. A este principio responden los cinco primeros “jardines” o compartimentos más antiguos, que se llevaron a cabo entre 1775 y 1784; el plano entonces dibujado por Bouteaou permite imaginar su estado original, pero en la actualidad difiere mucho de aquel aspecto a causa de las numerosas modificaciones que han experimentado, algunas ya bajo el reinado de Carlos IV.
Dentro del área de los cinco primeros jardines se encuentran dos obras de arquitectura típicas de las “fábricas de jardín” paisajistas, que datan del reinado de Carlos IV y pretendían dar al vergel, visto desde el río, un aspecto pintoresco; ambas fueron dirigidas por el ingeniero Domingo de Aguirre. El Fortín, inmediato al embarcadero, alberga una batería de cañoncitos con la que se hacía la salva a las embarcaciones donde los Reyes surcaban el Tajo. Más arriba, el Castillo, que no llegó a ser revestido con piedra de Colmenar, como estaba pensado, a causa de las dificultades económicas derivadas de la Guerra contra Francia. Serviría como mirador sobre el río, el jardín y el Soto; en sus grandes salas abovedadas, unidas por escaleras de caracol de piedra, se reserva un espacio para restaurante.
Frente al Castillo se encuentra el Museo de Falúas, construido en 1963 según proyecto de Ramón Andrada, donde se exhiben las embarcaciones en las que los Reyes paseaban por el Tajo. No se conserva ninguna de las delirantes piezas de la “Escuadra del Tajo” de Farinelli, pero sin embargo se puede ver aquí una pieza tan barroca y espectacular y aún más antigua: la góndola llamada “de Felipe V”, pero que en realidad data del reinado de Carlos II y es anterior a 1668. Probablemente se realizaría en Nápoles; y que se utilizaba en el estanque del Buen Retiro. El resto de Falúas aquí conservadas sí son de Aranjuez. Destaca la de Carlos IV, la de Fernando VII y la regalada a Isabel II por la ciudad de Mahón.
Farinelli
Volviendo al Jardín, se recorre el área entre la antigua Huerta de Primavera y el río. Situado alrededor de la fuente de Narciso se situaba el tercer Jardín. El centro del “cuarto jardín” estaba ocupado por una plaza oval donde, antes de 1804, se instaló la Fuente de Ceres, destruida y rehecha en 1828; ahora sólo queda en su lugar el pilón, porque los grupos escultóricos fueron trasladados al Parterre a principios del S. XX.
Se llega así a la calle de Apolo, que cierra de modo escenográfico la perspectiva de esta calle, es la única que tiene carácter arquitectónico entre las que adornaba el Jardín del Príncipe, limitados por este lado mediante un foso, sustituido en época de Carlos IV por la calle actual. Esta calle la cierra de modo escenográfico la Fuente de Apolo
Este sexto tramo del Jardín era llamado anglo-chino y sus elementos más destacados se encuentran en torno al estanque chinesco. Aquí Boutelou podía trabajar a gran escala, sin limitaciones de espacio y función que le obligase a hacer minucias. El cenador chinesco construido por Villanueva, consta de un templete monóptero de orden jónico que hubo de acomodarse aquí a un pié forzado determinante: las diez columnas de mármol verde de Italia, que se trajeron de la Granja, donde las había hecho llevar Felipe V. También de la colección de este monarca eran los ídolos egipcios que había sobre los pedestales de los intercolumnios, comprados a los herederos de la Reina Cristina de Suecia, y que ahora se hallan en el Museo del Prado.
Este sexto jardín acaba en la calle de las Islas Américas, y Asiáticas, donde empieza el séptimo, que se extiende hasta la calle del Blanco (o de Francisco de Asís), dividido en dos por la calle Malecón.
ESOTERISMO Y MISTERIO EN ARANJUEZ
“Es uno de los enclaves más hermosos de nuestro país. Pero pocos saben que, escondidos entre los jardines de Aranjuez, se ocultan interesantes símbolos de poder y mitológicos. Su deliberada estructura triangular ha dado mucho que pensar... ¿Qué mensaje velado esconde este Real Sitio? ¿Qué quiso decir Felipe II, el “rey de negro”, con esta obra?".
"Para encarecer la amenidad de algún lugar de recreación decimos es un Aranjuez.” En estos términos se expresaba Sebastián de Covarrubias Orozco en su obra Tesoro de la lengua castellana y española (1611). Y no ha sido el único de los clásicos españoles que ha compartido esta opinión que nos refiere que El Real Sitio de Aranjuez (Madrid) es un enclave único en el mundo. De hecho, ha sido declarado Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad. Encontramos otras muchas referencias en este sentido en textos de Francisco de Quevedo, Baltasar Gracián, Miguel de Cervantes, entre otros."
Sin embargo, la belleza de este emplazamiento no obedece ni mucho menos a la casualidad sino a la intervención directa de un personaje como Felipe II y a sus enigmáticos asesores, entre los que destacan con luz propia nombres como Juan Bautista de Toledo, su discípulo Juan de Herrera o el misterioso Juanelo Turriano”.
El paraíso en la Tierra: Hasta las mentes más escépticas admiten que el “rey de negro” quería recrear en Aranjuez el mismísimo paraíso; pretendía erigir un lugar de esparcimiento compendio de todo el universo conocido de su tiempo. Y para llevar a cabo semejante hazaña sólo podía escogerse un sitio como Aranjuez. En efecto, la elección del emplazamiento no es casual; fue seleccionado por la bondad de su clima, la extraordinaria calidad de sus aguas y, entre otras razones, por la fertilidad de sus suelos en los que confluyen los ríos Tajo y Jarama
La ordenación del terreno mediante trazas geométricas se realizó, por encargo de Felipe II, a mediados del siglo XVI. Según los analistas el rey deseaba aplicar un modelo canónico de corte grecorromano y renacentista; estas bases serían continuadas por sus sucesores a través de más de cuatro siglos. De hecho, si visitamos El Real Sitio percibiremos que se da más importancia a los herederos de su obra. Tal es el caso de Carlos III.
Los creadores del Real Sitio transformaron éste, a base de planificado tesón, en un gigantesco centro de aclimatación de especies exóticas –traídas de remotos confines- tanto animales como vegetales, además de transmutar el terreno a su voluntad para conseguir el efecto deseado. Aranjuez se convirtió pronto en punto de reunión de maestros y genios de todas las disciplinas: músicos, poetas, arquitectos, ingenieros, inventores, matemáticos, escultores, alquimistas...
Esta pretensión de recrear el paraíso no es nueva; la descubrimos en muchos jardines herméticos en los que se encuentran las claves para comprender el mensaje secreto implícito en ellos. De hecho, conocemos por una carta de Isabel Clara Eugenia (hija favorita de Felipe II) que las trazas de Aranjuez están claramente inspiradas en las del desaparecido jardín del castillo flamenco de Mariemont. Felipe II se apoya en Juan Bautista de Toledo para dar vida a su proyecto: alterar la naturaleza de los terrenos modificándola a su antojo. Así queda explicado en Aranjuez. Paisaje cultural, obra coordinada por Mª Jesús de Torres Peralta: “Este terreno [las huertas de Picotajo] estaba delimitado por el curso irregular de los ríos Tajo y Jarama, que confluían allí, y albergaba el acceso principal a las posesiones reales que se hacía a través del puente de la Isla. Toledo diseñó un trazado que ordenaba del mejor modo posible el espacio entre dicho acceso y las orillas de los ríos: su solución se basaba en el empleo de ángulos de treinta grados para crear una trama de triángulos. Este esquema se repite simétricamente al otro lado del acceso principal, donde el terreno se abre, y da la pauta para su posterior desarrollo en longitud”.
Pirámides aéreas: Es más, si observamos un dibujo aéreo atribuido al arquitecto alquimista Juan de Herrera (continuador de la obra de Toledo) tendremos la impresión de estar contemplando una serie de triángulos que en su conjunto forman una pirámide, un símbolo esotérico donde los haya. No olvidemos que el triángulo equilátero simboliza la divinidad, la proporción y la armonía. En la alquimia el triángulo es el símbolo del fuego y del corazón. Estos detalles no parecen nimiedades viniendo de parte de personajes como Herrera, cuya influencia alquímica ha quedado reflejada en obras como el monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
Ahondando en el mensaje oculto de Aranjuez es posible que Felipe II quisiera dejar patente que este enclave era una obra de “Dios”, un dios muy particular que no era otro que él mismo, permitiéndose modelar los elementos naturales (tierra, agua, aire y fuego) para lograr los resultados apetecidos. Aranjuez, en su época, no dejó de ser un gran “corazón” que latía y que aún continúa haciéndolo. Es de los pocos lugares intervenidos por la acción del hombre que han ganado calidades en lugar de perderlas.
No en vano Felipe II quiso que Aranjuez fuese un centro experimental para realizar pruebas agrícolas. Allí se cultivaron plantas, verduras y frutas bajo técnicas novedosas. Protegió a figuras como Juanelo Turriano, un misterioso hombre terriblemente polifacético y autor de “Los veintiún libros de los ingenios y de las máquinas” , que con sus inventos asombró a la sociedad de su época. En concreto, su papel giró en torno a la técnica jardinística, cuidando algo que hoy raramente se tiene en cuenta: la influencia psicológica que producen los jardines sobre sus visitantes, o cómo modificar las emociones de quienes frecuentaran tales sitios.
Un ejemplo de ello son los llamados “juegos de aguas” que descubrimos en Aranjuez. Mediante su empleo se pretendía mojar sutilmente a los visitantes, como si se tratase de una fina lluvia; otros efectos imitaban el canto de exóticas aves. Estos “juegos de aguas” solían estar camuflados en los cruces de calles de los jardines, tras las plantas...
Turriano también creó en el Real Sitio el llamado “artificio de Juanelo”, que en realidad era una máquina hidráulica destinada a subir el agua a Toledo desde el río. Sin embargo, todos estos artilugios y otros tantos terminarían por hacerle caer bajo sospecha inquisitorial. Sólo la intervención del rey le salvó de ésta.
Se sabe asimismo que en Aranjuez existió un jardín de simples medicinales (necesarios para la destilación de las aguas) hacia 1565. El encargado de su cuidado era Francisco Holbeque, el hermano del Jardinero Mayor. Se piensa que estaba situado en el Jardín de la Isla y que en él estaba custodiada la casa de la destilación. En su interior se extraían aguas de los simples medicinales cultivados, aspecto éste seguramente calcado del modelo existente en Mariemont. Además, Aranjuez tuvo dos espacios más reservados para el cultivo de plantas medicinales de las que luego se extraían aceites y aguas reparadores.
Como decía Juanelo Turriano: “Entenderás quien soy, si acometieras a hacer otra obra igual desta” .
No obstante, el Real Sitio de Aranjuez esconde mucho más. Detalles que sólo podremos valorar visitándolo, respirando su magia, la misma que ha inspirado a compositores, literatos y artistas.