Conferencia: Oriente Medio: situación política y social

La región de Oriente Medio lleva viviendo una situación convulsa desde hace varias décadas donde el colonialismo, las guerras y las injerencias de las potencias no han cesado desde la caída del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial hasta la actualidad.

La región alberga más del 50% de las reservas mundiales de la energía (gas y petróleo), además es un gran mercado de consumo de productos y tecnología producida en Occidente, lo que hace que las potencias militares y económicas tengan grandes intereses en la zona y los empuja a hacer todo tipo de intervenciones, políticas, económicas, sociales y militares.

Añadiendo a esto el carácter despótico de los sucesivos gobiernos de los diferentes países, la falta de democracia y el empobrecimiento de los pueblos, todo ello ha venido a agravar la situación llevándola a un extremo insoportable para los ciudadanos. Asimismo, la creación del Estado de Israel, el apoyo incondicional de las potencias occidentales a su política discriminatoria contra los palestinos hicieron a su vez que los ciudadanos de estos países sintieran la amargura de la injusticia y la falta de equidad en el trato que se da a los contrincantes.

Todo ese conjunto de razones hizo estallar lo que se conoció con el nombre de “Primavera Árabe” en 2011, de la cual se alegraron millones de personas dentro y fuera de la región esperando un cambio positivo en la situación política, económica y social de los ciudadanos.

Pero lo que ocurrió no ha sido así exactamente: el optimismo del principio ha sido sustituido poco a poco por la decepción y la desesperación y la esperanza de mejorar las condiciones de vida de los pueblos se ha convertido en una auténtica pesadilla. Actualmente, la región se ve sumida en la desesperación y los Estados sufren un auténtico colapso.

Una de las peores consecuencias ha sido la subida espectacular del Islam Político para ocupar la esfera pública en la mayoría de los países árabes y musulmanes. Un Islam poco o nada dialogante que no se quiere separar de la política y no admite en general ninguna otra alternativa donde el otro no tiene cabida.

Y para colmo, surgió en el mes de junio de 2014 lo que se conoce con el nombre del Estado Islámico (EI) en Siria e Iraq para deteriorar aún más las circunstancias de los pueblos. Participaron activamente en el surgimiento de este grupo extremista tanto los EEUU por su política en la región y en particular por la Invasión de Iraq en 2003 y la lucha encarnizada y a veces silenciosa entre los países del Golfo liderados por Arabia Saudí e Irán.

Las dos partes intentan extender su dominio sobre la región, financiando milicias y ejércitos para apoyar a sus seguidores por razones sectarias. Varios gobiernos de la región han encontrado en el EI una coartada para seguir practicando sus sistemas antidemocráticos e incumplir los derechos humanos. Los resultados de todo esto son evidentes: centenares de miles de muertos, guerras interminables, la destrucción del patrimonio cultural e histórico y las oleadas de refugiados que salen despavoridos de sus casas en busca de un lugar más seguro.

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