Goya es uno de los más grandes pintores de la historia. Pero hoy no lo traemos para hablar de sus pinceladas, de sus colores, de su arte, de sus influencias o de su repercusión en el arte moderno que en él germina. Hoy le traemos testigo, como periodista, y como incomparable reportero gráfico, el primero en la historia que desempeñó esa función dejándonos fiel reflejo crítico de la época, apasionante, que le tocó vivir: la Ilustración, palpitante renacimiento del hombre, la Revolución Francesa, que mandará al desván de los trastos viejos el Antiguo Régimen, la guerra civil, mal llamada Guerra de la Independencia y la imparable irrupción del liberalismo.
Tiempo de grandes cambios en la política, en la sociedad, en las ciencias, en las mentalidades, con la Razón como eje conductor de un pensamiento libre y laico, que sitúa la soberanía en el pueblo representado y que reclama espacios de justicia y de libertad. Goya, claro partidario de los ideales de progreso ilustradas y de los cambios, llevará a cabo, con los pinceles y el buril una labor complementaria de la que realizarán con la pluma Moratín, Jovellanos, Cadalso, Iriarte… Es un proceso político y social que dará fundamento y origen a los estados modernos y a la sociedad capitalista, de clases y, desde luego, a la España contemporánea, a la España de hoy.