La escritura cuneiforme, que fue el modo de transmisión del saber de varias civilizaciones del Antiguo Oriente Próximo durante cuatro milenios, dejó de utilizarse en el siglo I después de Cristo y pasó a ser algo completamente desconocido para la cultura occidental durante siglos. El primero contacto de Occidente con este sistema de escritura llegó cuando algunos viajeros occidentales que visitaron las ruinas de Persépolis en el siglo XVII informaron sobre él. El proceso de desciframiento no llegaría hasta principios del siglo XIX siguiendo unos avatares en los que se mezclan lo novelesco, lo casual y lo puramente intelectual, en un proceso que podemos describir como una auténtica aventura del conocimiento.