Esta situación cambió con la expansión del cristianismo, una religión con ambiciones universalistas, incompatible con cualquier otro sistema religioso y combativa. Frente a toda previsión, el cristianismo, una secta minoritaria durante los tres primeros siglos del Imperio, acabó desbancando al politeísmo (paganismo) como religión del estado y marginándolo hasta impedir cualquier renacimiento futuro.
Cualquier consulta o comentario sobre esta actividad debe realizarse mediante correo a:
Entrevista a la Ponente realizada por Cadena SER, pulsar aquí