La introducción de las nuevas tecnologías (TIC) en la escuela obliga a plantearse hasta qué punto es necesaria la escritura manual y cuál debe ser su posición en el currículo.
Las noticias de hace dos años sobre el abandono de la escritura manual en Finlandia –aunque desmentidas—unidas a la presencia cada vez mayor de ordenadores y tabletas en las aulas y hogares cuestionan el papel de la escritura manual como forma prioritaria de expresión. Si a ello se añade la necesidad de preparar a las nuevas generaciones para un mercado de trabajo en el que solo se utilizarán los ordenadores, no es difícil adivinar que la escritura manual pasará a ocupar una posición marginal en el currículo.
Frente a los argumentos de la utilidad resulta necesario preguntarse qué aporta la escritura manual al niño (y no al futuro adulto). La investigación en neurociencias permite contestar en parte a esta cuestión al demostrar que escribir a mano mejora el reconocimiento de las letras y estimula el cerebro de una forma más activa que el teclado, resultados que deberían tenerse en cuenta a la hora de planificar la enseñanza infantil y primaria.
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